¿Podrían ocho palabras transformar su vida para Dios? ¡Sí! Lo hicieron con Jesús y para usted si  las orar desde el corazón  y sigue orándolas.

Vamos a poner el escenario para estas palabras de poder y de paz para vivir en ti tal como lo hicieron con Jesús.

El Camino de Jesús para Usted

Recuerde que Jesús fue tentado a pecar en todos los sentidos que tenemos y experimentó todas tipo de tensión y dolor que hacemos – y mucho más  – y permaneció amando a Dios y al prójimo y siempre en paz (Hebreos 4:15). El Hijo de Dios fue también el Hijo del hombre y tuvo que “crecer en la gracia” al igual que nosotros (Lucas 2:40, 52; 1 Pedro 3: 8).

Contrariamente a la creencia popular, la clave para la santidad y el éxito de Jesús no era su talento o afirmación de sí mismo para hacer que las cosas sucedan. No. Jesús dijo: “Yo sólo hago lo que veo hacer al Padre” (Juan 5:19).

En todas las cosas Jesús se sometió a la voluntad del Padre. Buscaba la intimidad con el Dios que él llamó “Papa”. Enumeró a la sabiduría de Dios a través de la Sagrada Escritura. Esperó a que su Padre que le mostrara qué hacer. Él confió en el poder del Espíritu Santo siempre.

Si tú y yo queremos ser como Jesús, entonces, tenemos que hacer las cosas de la forma en que Jesús las hizo, como se presento de forma activa a nosotros mismos a nuestro Padre que está en los cielos.

La Oración 

En la cruz, en su momento de la más dura prueba, mayor necesidad, y la oportunidad más importante fue que Jesús oró las ocho palabras que cambian todo: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu” (Lucas 23:46).

Jesús tomó prestado esta oración de sumisión a Dios de David (Salmo 31: 5) y la adaptó al orar a Dios como Padre. Jesús fue capaz de ofrecer esta oración en la cruz porque ya estaba viviendo en él.

Esta humilde oración definió a Jesús, esta fue siempre su actitud y su comportamiento. Por ejemplo, vemos la presentación de Jesús al Padre dejando de lado los privilegios de la Deidad para ser humano, la forma en que vivió en la tierra como un siervo durante 33 años, su muerte sacrificial en la cruz y se sentó al lado derecho del Padre en la gloria.

Para que la oración de Jesús transforme tu vida necesita  aprender a orar sinceramente desde su corazón y aplicarla en todas sus relaciones diarias y actividades , cada oportunidad, cada esfuerzo o desafío, cada dolor y cada bendición.

“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”

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